viernes, 11 de mayo de 2012

Coimas = arena en tu negocio

El argumento, que viene de décadas atrás (o siglos), es el siguiente: las coimas son inevitables para aceitar el sistema, para destrabar la rueda y apurar los tiempos.

Algunos, sin embargo, piensan que ocurre todo lo contrario. Entre ellos, los economistas Daniel Kaufmann y Shang-Jin Wei, quienes completaron un estudio ("Does 'grease money' speed up the wheels of commerce?") que así lo demuestra.

Es decir, que las coimas generan… más coimas. ¿Por qué? Pues porque los sobornos alimentan la codicia de los funcionarios y/o burócratas, que pondrán más trabas con el objetivo de cobrar aún más dinero, lo que a su vez provoca que la rueda se trabe, además de aumentar los costos del proyecto en danza.

Crédito: Cristoph Niemann

Así ocurrió, sin ir más lejos, en el capítulo argentino del “caso Siemens”, en el que las coimas fluyeron y fluyeron y fluyeron hasta que llegó el punto en que la multinacional germana había desembolsado más de US$ 100 millones, no cobró un peso y… encima se quedó sin el Proyecto DNI.

Ahora, el columnista de la revista New Yorker, James Surowiecki, publicó “Mano invisible, palma aceitada” al respecto. En el texto expuso el problema detrás de la visión de Kaufmann y Wei: “In an ideal world, then, good behavior is also good business. But there’s a catch. Bans on bribery work best when they’re widespread; otherwise, companies start to feel competitive pressure to bribe. The problem today is that some of the biggest players in the global market, like India, don’t have laws against foreign bribery, while others, like China and Russia, have laws but little or no enforcement”.

Y, a continuación, Surowiecki, plantea una opción para evitar ese escollo. Difícil, pero posible (y la comunidad internacional parece caminar, de a poco, para ese lado).

pd1: el texto completo en New Yorker, acá.

pd2: el paper de Kaufmann y Wei, acá.

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