domingo, 18 de diciembre de 2011

El helicóptero de De la Rúa

Con el ruido de las aspas a pleno, le ordenaron a Fernando de la Rúa que agachara la cabeza. l“¿Qué dijo?”, le replicó al edecán, Gustavo Giacosa. El teniente coronel no le respondió. Lo tomó de la nuca y lo empujó hacia abajo y adelante. Corrían por la azotea de la Casa Rosada y a su lado iba el subjefe de la custodia presidencial, el subcomisario Marcelo Lioni, el calvo al que muchos tomaron, al verlo por televisión, por el ya renunciado Domingo Cavallo.



Eran las 19:52 del jueves 20 de diciembre de 2001 y el suboficial de la Fuerza Aérea, José Luis Orazi, abrió la puerta del helicóptero. Entraron los tres pasajeros y dio la señal para que despegara el Sikorsky S76B. Todo transcurrió en un minuto, según el registro oficial de vuelo. De allí en más enfilaron hacia la Quinta de Olivos, aunque llegaron a manejar dos opciones más: Campo de Mayo y Uruguay, si el peligro aumentaba.


Allá, en las alturas, De la Rúa era aún Presidente. Los pilotos ignoraban que acababa de renunciar. Sólo sabían que algo ocurría. Un rato antes, el padre de uno de ellos, Carlos, había atinado una pregunta antes de callar: “Claudio, ¿vos hoy estás de turno?” Nada más. Y tras un breve silencio, su madre, Erika, tomó el teléfono y completó: “Suerte”.


pd: la nota completa publicada en LA NACIÓN, acá.

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