lunes, 3 de octubre de 2011

Y conste que te avisaron

Pa’ qué te viá decir qui no, si sí, sería la cuestión. Porque, en efecto, los bancos y el Gobierno supieron de las tropelías de Sergio Schoklender desde mucho antes de que estallara el escándalo.

En el caso de los bancos, optaron por enviarle reportes de operaciones sospechosas (ROS) a la Unidad de Información Financiera (UIF) –Nuevo Banco de Santiago del Estero y Supervielle-, o de acotarle sus operaciones –Credicoop-, o incluso cerrarle la cuenta en la que operaba –otra vez, por ejemplo, la entidad santiagueña-.

En Santiago del Estero (BSE), “se observaron movimientos extraños y al contado, por lo que se emitió el ROS”, el 6441/2010. Y en el Supervielle el 8047/2010, al tiempo que requirió más información. Así fue como la empresa de Schoklender presentó el supuesto contrato de Meldorek con la presunta firma de Bonafini, fechado el 28 de diciembre de 2010, que un peritaje calcográfico de la Gendarmería concluyó que era falsa.


¿Qué reacción mostró el Gobierno ante las primeras luces amarillas? Bueno… según el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, comenzó a cerrarle el grifo dinerario al entonces apoderado de la fundación Madres de Plaza de Mayo. Pero no radicó ninguna denuncia penal.

Y en el caso de la unidad antilavado, su reacción resultó endeble y polémica. Una vez más. En el caso del reporte del banco santiagueño –de marzo de 2010-, consideraron “justificado” su movimiento de dinero. Y en el caso del Supervielle –de septiembre del año pasado-, lo investigaron con paso cansino… Tan lento que sólo luego de que estalló el escándalo –y sólo porque estalló el escándalo- lo remitieron a la Justicia.

Cuando los papeles -tras más de un año- llegaron a las manos del fiscal general, Raúl Pleé, el proceso se aceleró. Sólo tardó 24 horas en impulsar una denuncia penal con información sobre los ROS del BSE y del Supervielle. Eso ya incluso se había publicado en la prensa; lo que se ignoraba hasta ahora es que el BSE además cerró la cuenta problemática, que el Supervielle pidió más info (y así apareció el contrato maldito de Meldorek) y todo lo ocurrido con el Credicoop ("intercambio violento" con Schoklender incluido).

pd: más datos, en el artículo y recuadro publicados ayer en LA NACION (acá y acá).

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