viernes, 3 de junio de 2011

Una foto, qué foto

Una foto, a veces, dice mucho.

El primero desde la izquierda, Matthias Kleinhempel, fue el último CEO de Siemens Argentina que debió bailar con la parte oscura del “Proyecto DNI”. Se encargó de los detalles para pagar los últimos US$ 4,7 millones. Hoy da clases de ética corporativa y es director del Centro de Gobernabilidad y Transparencia en el IAE de la Universidad Austral.

El personaje del centro es ya bien conocido. Ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, canciller en las sombras para Venezuela, al decir de empresarios y funcionarios venezolanos. Así también lo definió el máximo referente para las Américas de las administraciones Bush y Obama, Tom Shannon. En los cables de Wikileaks lo calificó como el canciller “de facto” para Venezuela, Bolivia y Ecuador.

El de la derecha es Uriel Sharef, vicepresidente de Siemens a nivel mundial, miembro de su directorio central, el “Vorstand”, y responsable de la multinacional para las Américas. En la práctica, el jefe máximo de la operatoria negra de Siemens en el “Proyecto DNI”.

Según surge de documentos internos de Siemens y los testimonios de varios de sus ex subordinados, Sharef fue el responsable último de las coimas, del encubrimiento posterior y de todas las negociaciones espúreas. Despedido de la compañía tras la purga –además de forzado a pagar una multa millonaria-, a fines de este año podría afrontar un juicio oral en Munich.

Los tres se reunieron múltiples veces. En la Argentina y en Alemania. Por ejemplo, para una reunión con el presidente Néstor Kirchner; también, para la gira electoral de Cristina Fernández de Kirchner en 2007. Y también fueron los tres encargados de restablecer los vínculos entre Siemens y la Argentina tras la caída del Proyecto DNI y la demanda de la compañía contra el país, ante el CIADI, por más de US$ 400 millones.

Siemens jamás recuperó el contrato por los DNI. Pero entre los tres lograron algo mejor: restablecieron el vínculo a través de otros contratos, por la misma cantidad de dinero, en obras públicas. Timbúes y San Lorenzo lo ejemplifican. Y lo que señala Sharef en la foto es una de las turbinas que compró De Vido.

pd: más datos, en el libro.

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